Una de
mis mejores promotoras, y también amigas, me pidió, para sus compañeras de
trabajo europeas, unos broches para regalárselos en Navidad.
Raquel fue de las primeras en pedirme un
broche-perrito y como le encantan, me encargó hacer veinte para regalar.
Así
que me nada, me puse a cortar, coser, rellenar, coser… durante unos cuantos
días para poder tener acabados los broches a tiempo.
Aunque dos cosas artesanales, por mucho que
quieras, nunca son iguales, decidimos diferenciar un poco más un perrito de los
otros, así que como podéis comprobar en las fotos, tenemos perros con collares
azules, verdes, amarillos, blancos y rojos, con su pespunte a juego y además
los ojitos son abalorios de estrella o redondos.
¿No
queréis adoptar uno?